Fratelli tutti, otro aldabonazo de Francisco

Fratelli tutti: “El amor que va más allá de las barreras de la geografía y el espacio” (FT 1)

Así como la carta a los Romanos expone la síntesis del pensamiento de Pablo, Fratelli tutti, evocando a Francisco de Asís, presenta, con el estilo sistemático y solemne de una encíclica, el magisterio social de Francisco. El que ha pronunciado “a pedazos” en siete años largos de pontificado en Abu Dabi, Hiroshima, Tirana, La Habana, Estrasburgo, Colombo-Sri Lanka, Sarajevo, Río de Janeiro, Bangui, Jerusalén, Amán, Maputo, Nueva York y tantos más.

Su género es el profético. Un aldabonazo, un grito que apela, con toda la fuerza de que es capaz un papa, a la conciencia de la humanidad. El mundo está sin rumbo. La historia está volviendo atrás. Muchos sueños han quedado rotos. Se levantan muros de descarte y división. Las sombras se alargan (9-55). En medio de falsas promesas e incertidumbres Francisco recuerda lo esencial: la dignidad del ser humano. Fratelli tutti es una llamada a reconstruir la convivencia y el rumbo común de la humanidad sobre la base de la fraternidad y la amistad social (2).

Algunos contenidos a destacar

Primero. La fraternidad de que habla no es la del nosotros, la de los próximos, la familia, el equipo o la nación, sino la que “va más allá de las barreras de la geografía y el espacio” (1). La fraternidad universal. La parábola del samaritano (61-86), que ocupa un lugar clave en el texto, nos habla no del amor al próximo sino del ejercicio de aproximarse al otro, al extraño, al migrante, al pobre, a la víctima. Habla de la práctica de interrumpir tu marcha, tu programa, tu lógica, para atender a la necesidad del otro encontrado en el camino. El texto es una invitación hoy “a que resurja nuestra vocación de ciudadanos”, “constructores de un nuevo vínculo social” y “del bien común”, a “pensar y gestar un mundo abierto” (87 y ss).

La parábola del samaritano ocupa un lugar clave en el texto.

Segundo. Hay tres ideologías que salen mal paradas. 1) El neoliberalismo (168). Nombrado tal cual. No “esa economía”. El mercado sólo no resuelve los problemas sociales. La especulación financiera causa estragos. Impone un modelo cultural único (12). 2) El populismo insano (159) que exacerba las inclinaciones más bajas y egoístas de la población y en avasallamiento de las instituciones y la legalidad. 3) El nacionalismo cerrado, exasperado y resentido, xenófobo, que es una nueva forma de egoísmo escondido bajo la excusa del interés nacional (11).

Tres ideologías, mal paradas: neoliberalismo, populismo y nacionalismo.

Tercero. Varios subrayados doctrinales: no se abona a la idea del fin del trabajo, lo considera una cuestión central de la sociedad del futuro: “el gran tema es el trabajo” (162). Propone de nuevo “la función social de la propiedad” que debe supeditarse al destino universal de los bienes. Dios ha dado la tierra a todo el género humano (118 y ss.). Es significativo el rechazo del negacionismo de La Shoah, del holocausto judío (248) y la reivindicación de la memoria de las víctimas (249). De extrema aplicación en nuestro contexto. No concede margen al militarismo. Propone revisar la doctrina tradicional de la guerra justa para posicionarse taxativamente contra cualquier guerra. No hay excusas para la guerra. Mirar a las víctimas revela el abismo del mal en el corazón de las guerras (261). Finalmente confirma el “firme rechazo a la pena de muerte” (263 y ss).

Subrayados doctrinales:el trabajo, la memoria de las víctimas, antimilitarismo y pena de muerte.

El título de la encíclica ha sido cuestionado porque fratelli, hermanos, es género masculino. No es inclusivo. Los movimientos de mujeres han propuesto añadir sorelle. Es verdad que en varios números el texto se refiere a hombres y mujeres, de forma novedosa, pero la situación de desigualdad de la mujer en la Iglesia reclama una acción más enérgica. Oportunidad perdida.

Un pequeño detalle para concluir. Si en Evangelii Gaudium nos sorprendió citando el magisterio de conferencias episcopales regionales, no sólo a papas anteriores; si la Laudato si’ encontró inspiración en el diálogo con el patriarca ortodoxo Bartolomeo; en Fratelli tutti, nos encontramos citado un gran pensador de nuestro tiempo como es Paul Ricoeur, y un encuentro inspirador para la encíclica, el que tuvo con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb en Abu Dabi. Diálogo propugnado, diálogo practicado.

Artículo de Carlos García de Andoin

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