4. El ser humano, que ha sido capaz de fecundar un óvulo con un espermatozoide fuera del útero, de clonar una oveja a partir de una célula adulta, o de realizar la secuenciación completa del genoma humano,… contempla hoy con una mezcla de perplejidad y estupefacción como un agente microscópico, infeccioso y acelular es capaz de alterar por completo su vida. Esto pone de manifiesto -al propio tiempo- nuestra grandeza y fragilidad. Somos como aquel gigante con pies de barro que soñó el rey Nabucodonosor II, y cuya interpretación le dio el profeta Daniel (Cf. Dn 2, 26-45). La epidemia provocada por el coronavirus nos ayuda a bajarnos de ese pedestal al que impulsados por la soberbia, la vanidad y la arrogancia nos habíamos subido sin apenas darnos cuenta.