7. El coronavirus, al amenazar la salud de todos por igual, conlleva una crisis sanitaria. Pero además de producir un incremento extraordinario en el gasto sanitario y farmacéutico, está generando una crisis económica que, hoy por hoy, es muy difícil de cuantificar. El cierre temporal de empresas supone pérdida de productividad y de riqueza. El cierre de fronteras y la suspensión de celebraciones (Fallas, Semana Santa,…) repercute de modo directo y muy fuerte en la hostelería, el turismo (20% de nuestro PNB), y el comercio (los autónomos tienen que afrontar unos gastos fijos sin tener ningún ingreso). Por otra parte, las familias se van a ver obligadas a echar mano de unos ahorros que quedaron muy menguados con la crisis anterior. El plan económico que este pasado martes presentaba el presidente de gobierno paliará en parte la situación; pero la recuperación económica será lenta y asimétrica. La hostelería y el turismo tardarán en recuperarse; pues dependerá de cómo evolucione la epidemia no sólo en nuestro país; sino también en los países de procedencia de los turistas que nos visitan (el año pasado batimos el record: nos visitaron 82,8 millones de turistas). Todo ésto deviene en crisis laboral: muchas empresas se verán obligadas a hacer reestructuración de plantillas, muchos autónomos no podrán mantener a flote sus negocios, y muchos trabajadores irán al paro. Como consecuencia de todo esto, la clase media se verá “adelgazada”, y el país se endeudará más de lo que ya está. Quienes compren la deuda serán quienes decidirán. Así que, superaremos la epidemia por coronavirus; pero seremos un país más pobre, y con un Estado de Bienestar con menos prestaciones.